La exquisitez
de ser nosotrxs
El cuerpo como territorio de lo simbólico
Hace unos días, ocupó los titulares de diversos
medios, una imagen de Mon Laferte que en una
alfombra roja y frente a las cámaras, mostraba su
torso desnudo y con algunos señalamientos a la
violencia acontecida en su país. Hubo una gran
cantidad de comentarios que felicitaron su acto
como una señal de solidaridad con su pueblo, pero
llamó más mi atención, la cantidad de mensajes
de crítica al haber mostrado su cuerpo desnudo,
derivando los comentarios a un “sus senos no son
tan bonitos como nos imaginábamos”, “si fuera ella,
ya me hubiera operado”, “gracias a este desnudo,
terminaron los problemas en Chile, gracias Mon
Laferte (sarcasmo)”.
La imagen dio la vuelta al mundo y se hicieron
incluso parodias que con el torso desnudo
demandaban absurdas consignas, e incluso
la cantante fue acusada de haber usado la
causa y el momento para promocionar su nuevo
álbum musical.
Una de las intervenciones que mas despertaron
mi reflexión, fue la de la caricaturización de la
imagen pintada por un hombre en contraposición
a la misma imagen, pero pintada por una mujer.
El contraste señalaba que la ilustración hecha
por la mirada masculina, erotizaba la imagen
al acentuar la pose y presentar los senos de
mayor tamaño. Pero regresando a nuestro tema:
¿valió la pena el acto?
¿suma a la causa o es mero show de la artista?
Permítame darle mi opinión sobre la decisión
de mostrarse como lo hizo: es simbólico y es
importante.
El cuerpo es el primer escenario de apropiación
del ser humano. En el caso de las mujeres, ha
sido históricamente decidido por las instituciones
de todo tipo en cuanto a límites y posibilidades:
“no te vistas así”, “no puedes hacer eso o aquello”,
“no salgas de noche”, “depílate”, “maquíllate”, “no
puedes hablar del deseo”, “no debes hablar de
sexo”, “debes ser madre”, “calladita te ves más
bonita”, entre muchas otras demandas a lo
femenino.
Fue a raíz del movimiento por los derechos de las
mujeres en los 60´s y 70´s que el cuerpo femenino
se volvió un territorio de conquista en lo público
y en lo privado. El cuerpo se volvió lienzo porque
derivó en escenario político de autodefinición,
de bocetaje y obra diseñada, de ruptura y
crítica ante las demandas inequitativas entre
hombres y mujeres. Le recuerdo que hay muchos
lugares donde se otorgan libertades y derechos
solo en función del género, ejemplo de ello es
que el cuerpo femenino ha sido posicionado
como motivo de espectáculo en los medios y
de vergüenza (ejemplo de esto, son las críticas a
las mujeres que dan de amamantar en público).
Por lo mismo, déjeme decirle que no es fácil
quitarse la ropa y mostrar esas demandas.
Hacerlo es quitarse años de opresión de todas
las mujeres que nos han precedido, es alejarse
de las construcciones culturales y demandas
sociales que las han limitado, determinado,
decidido e impedido.
Es un acto poético, es un acto político y es un
acto de rebeldía. Mostrarse con el torso desnudo
es entonces una auto afirmación del ser en
femenino que busca nombrarse desde su propia
definición. ¿Le digo algo? Yo si lo aplaudo.
Diana Elisa González Calderón
Doctorada
por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Es docente e investigadora en la Universidad
Autónoma del Estado de México.