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Eso
ESO es la emoción que
causa vivir un estilo de
vida Metalero, lo que toma
la forma del poder que se
siente ante la música y
que te llena de energía y
fortaleza.
¡Calma! no te emociones, no voy a hablar de
Pennywise el payaso de la película “IT” (Eso),
cuando digo ESO me refiero a lo que se siente
vivir el Metal.
Sin entrar en mucho detalle y guardando las debidas proporciones, vino a mi mente hacer una peculiar
comparación de esta obra de Stephen King con el
Metal. En el libro se nos cuenta la historia de un grupo
de adolescentes que se ven obligados a enfrentar a un
ser malvado (Eso) que toma diferentes formas para
acosarlos, entre ellas la de un payaso, que se aparece
a cada uno de ellos transformándose en lo que más
temen, para así apoderarse de ellos cuando éstos se
sienten más vulnerables. Cabe destacar que la trama
de la historia abarca hasta su edad adulta.
En mi caso todo comenzó cuando escuché por
primera vez una canción de KISS y quedé prendado
del Rock & Roll para siempre, han pasado ya 40 años
desde esa vez y aún sigo sintiendo ESO. Lo mismo
sucede cuando voy a ir a algún concierto o festival, o
cuando sé que pronto alguna banda que me interesa
sacará nuevo material. Es una sensación muy precisa, clara y puntual; pero al mismo tiempo es algo
difícil de explicar con palabras cuando digo que eso
es “ESO”: el sentimiento.
ESO aparece en diferentes momentos de mi vida,
cuando estoy triste aparece en forma de canción en la
radio para entrar en mi alma y transformarla. Otras
veces aparece en forma de boleto de concierto y se
queda conmigo como un buen recuerdo. Se me ha
aparecido en forma de disco y pasa a ser parte de
mi colección. Varias veces me lo he topado en algún
centro comercial en forma de playera de alguna banda
y me insta para que lo compre, se mete en mi mente
y no lo puedo sacar, me fuerza a usar el poco dinero
que tengo en mi cartera para comprarla y me obliga
a que la use y salga con ella a las calles. Paseo por
ahí usando a ESO en forma de camiseta de Cannibal
Corpse y voy dejando un rastro de niños asustados
que se esconden detrás de las faldas de sus madres,
asustados por el dibujo en mi playera, mientras éstas
me lanzan miradas de desaprobación… y ESO me
obliga a disfrutar lo que he hecho.
ESO es ese susurro que escuchas durante un
concierto, tratas de poner atención, volteas a todos
lados para ver quién alrededor tuyo lo hace y te das
cuenta que está dentro de tu cabeza. Paso siguiente,
comienzas a caminar sin rumbo buscando esa vocecilla hasta que sin darte cuenta, estás detrás de una
larga fila de tipos que esperan su turno en el expendio
de cerveza. Comienzas a impacientarte, la voz te dice
que sin importar nada te saltes la fila y te le metas al
que está al frente, por un momento te controlas, dices
que no y te quedas en tu lugar. Avanzas lentamente
mientras ESO sigue “atacando”, luchas y consigues
una pequeña victoria al lograr guardar la compostura
y aguantar en tu lugar. Después de unos minutos te
das cuenta que es ESO quien está ahí acechándote
en forma de un frío líquido color ámbar dentro de
un vaso del festival, mientras te lo extiende la mano
de la sonriente señorita que atiende.
Más que nada, ESO para mí es la emoción que
causa vivir un estilo de vida Metalero. Toma la forma
del poder que se siente ante la música, que te llena
de energía y fortaleza.
Al haber saciado su sed, ESO te hace voltear tu
mirada hacia el centro de la multitud: al MOSHPIT.
No lo quieres hacer, te sientes viejo y no tienes condición. Sientes nostalgia al recordar los viejos tiempos, era bello. Sin darte cuenta das un paso al frente,
reaccionas y te detienes. – “¿Qué estoy haciendo? ¿Ya
viste cuánto miden los muchachos que están ahí?
¡Y tienen la mitad de tu edad!” – pero su llamado es
fuerte… ESO es fuerte.
Cinco vueltas después, dos codazos, tres tropiezos,
un cabezazo y mi vaso de cerveza perdido, por fin
logré salir del MOSHPIT, con los pulmones y el esófago de fuera por mi falta de condición física, tardo
más de diez minutos en poder respirar de nuevo de
manera normal y por la nariz. Pero feliz después de
todo al sentir ESO que me da el Metal.
También estoy convencido que ESO vive en todas y
cada y cada una de las tiendas de instrumentos musicales, te puedo asegurar que habita en cada guitarra
que veo, en cada amplificador junto al cual camino y
para mi infortunio, ESO toma la forma de cientos de
diferentes pedales de efectos que hay tras los mostradores, se burla de mí con sus altos precios en las
etiquetas y aun así los quiero todos ¡LOS NECESITO
TODOS! aunque muchos de estos sean una auténtica e inútil porquería que nunca voy a utilizar, ESO está
ahí… riéndose de mí calladamente.
Sigo recorriendo la tienda sin rumbo alguno, sin
saber qué hacer. Me veo de pronto en la sección de
luces y artículos para escenario – “¿Qué demonios
hago aquí?” – Sigo caminando y llego a las percusiones… “maracas y panderos” – “¿Es en serio?” – me
pregunto en silencio. Después de hora y media de
deambular por los pasillos y aparadores, el amable
dependiente que me seguía para poder atenderme
se rindió al ver que no me decidía por alguna mercancía que significara una buena comisión por la
venta. Entonces, decidí gastar el dinero que traía
para complacerme un poco, porque me lo merezco,
porque me lo he ganado y hace mucho que no compro
algo para mí.
Camino decididamente desde el fondo de la
tienda y directamente al mostrador por el pasillo
central: partiendo plaza, dueño de la situación, con
un andar seguro y la frente en alto. Paso a un lado
de un “mocoso” que prueba una guitarra, levanta su
tímida mirada al escuchar mis pasos decididos, lo
veo por encima del hombro y vuelvo mi mirada a mi
objetivo mientras sigo caminando. Me apoyo sobre el
cristal que cubre los pedales y entonces el vendedor,
al ver la seguridad que demuestro, se acerca rápidamente al ver mi determinación, la comisión del día
estaba asegurada – “¿Cuál se va a llevar?“– Pregunta
el chico – “Dunlop 2.0” – Le respondí de manera casi
altanera. El muchacho me miró con cara de que no
sabía a cuál pedal me refería, entonces extendí mi
mano para señalar… ahí estaba sobre la vitrina, en
un pequeño estante transparente, inmaculada y prístina… una púa para tocar guitarra Dunlop de 2 mm.
Me limpié la mano en mis jeans y la tomé con mucho
cuidado entre mis dedos, cuidando de no mancharla, la
miré por largo rato alzándola ante mi rostro incrédulo,
una nueva púa, no lo podía creer. ¿Cuántas canciones
nuevas me ayudará a escribir? ¿Podré tocar mejor
con ella? Esa y muchas otras preguntas venían a mi
mente cuando… –“Son $10 pesos ¿Se la pongo en una
bolsa?”– preguntó el vendedor con cara de fastidio.
“Envidioso” pensé –“No, gracias… así me la llevo”– no
quería que una sucia bolsita de plástico manchara su
pulcritud, me guardé la púa y salí. Ya estando afuera
me sentía feliz: el cielo azul, la cálida brisa y el sol ya
anaranjado poniéndose al oeste… la postal perfecta
para un día perfecto. Saqué la llave, me subí al auto y
conduje mientras escuchaba buena música. Cuando
llego a casa no puedo esperar para poder conectar
mi guitarra y estrenar mi nueva adquisición, meto
con cuidado mi mano al bolsillo del jean para sacar
la púa… nada, no había nada. Sin darme cuenta al
sacar del bolsillo las llaves del auto afuera de la tienda,
tiré sin querer mi preciada mercancía… la perdí para
siempre. ESO es también ese sentimiento.
Algunos podrían pensar que estoy mal, que estoy
loco o que eso es una actitud infantil, puede que tengan razón… es más, estoy seguro de que están en
lo correcto y adolezco de esas tres condiciones. Soy
víctima de esa locura y no por eso me siento avergonzado, al contrario, me siento orgulloso de poder
padecer de ello ya que es lo que me hace sentir vivo
en este mundo moderno donde muchos se sienten
ofendidos por decir lo que otros pensamos o sentimos.
Me siento libre de las convenciones sociales al poder
elegir libremente mi manera de vestir, la música que
escucho y mi estilo de vida… porque ESO me lo da el
Metal y es lo que me hace ser quien soy.
René “Reno” Aldrette
Instagram: @blackmetalmvffin666
FB: @BlackMetalMvffin
Twitter: @blackmetalmvfin
blackmetalmvffin@gmail.com
Arquitecto, artista plástico,
músico y promotor del género del Metal.
Actualmente conduce el canal digital Black Metal Mvffin,
promociona la cultura de la escena musical, así como
realiza reseñas de bandas y eventos musicales del Metal
en México y el mundo.
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