Por:
Martín Fuentes
Fotografía:
Martín Fuentes
El terror domina la razón
“Esquizofrenia”, original de Arturo Mariscal y protagonizada por Arol
Greta es una estrujante puesta en escena que eriza la piel y deja
boquiabiertos a los espectadores.
Amelia es una mujer
menuda, de apariencia tímida y gris. A
simple vista parece
que se va a desmoronar en cualquier momento.
Tiene la mirada perdida y a
cada momento escucha voces.
Amelia es, aparentemente, una
mujer con trastornos mentales. Esquizofrenia, fue el diagnóstico. Pero hay algo más en
esa chica que ha sido capaz
de reducir a un hombre que
la dobla en peso y tamaño, a
jirones de piel ensangrentados,
a una mole de sangre y huesos quebrados por una fuerza
increíble.
El psiquiatra a cargo está
seguro de que hacer un estudio
más profundo en la psique de
Amelia pondrá al descubierto
temas que nunca antes nadie
ha podido esclarecer. Ya planea
desde este momento escribir
un libro sobre el caso y consagrarse como una eminencia
en su campo.
“Esquizofrenia” es una
estremecedora obra que forma
parte de la nueva temporada
de Mi Teatro. Arol Greta como
Amelia y Arturo Mariscal en su
personaje de psiquiatra llevan
a los espectadores a los límites
del terror.
Ella, con una actuación que
raya en lo sombrío y atemorizante; él, interpretando a
su personaje con un cinismo
infinto.
Original del propio Mariscal, quien también dirige en
colaboración con Arol Greta,
la pieza mantiene al filo de la
butaca.
Toda la acción se desarrolla en un ambiente sombrío,
asfixiante y enloquecedor.
Cada palabra pronunciada
por Amelia, cada pensamiento
del psiquiatra orillan al público
a cuestionarse cuál de los dos
es realmente el enfermo o...
¿en realidad ella está enferma
o hay factores alejados de la
ciencia los que la obligan a
realizar actos atroces como los
que cometió y a consecuencia
de esto permanece encerrada
en máxima seguridad?
Prisionera de las voces que
escucha y le ordenan ejecutar
aberraciones, a cada segundo
que pasa, la mujer parece
engrandecerse durante una
simple entrevista médica,
mientras que el especialista se
derrumba a cada instante ante
el poderío que ejerce la paciente.
En la publicidad de la obra
se cuestiona: ¿Es ella un ángel
o un demonio?
La respuesta la tiene cada
espectador.