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La historia detrás
del héroe
Malala
Yousafzai
En 2012 Malala Yousafzai
recibió 3 balazos por
hablar del derecho
universal a la educación.
Hasta la fecha sigue
luchando por esta causa.
“Teníamos dos opciones: estar calladas y morir,
o hablar y morir, y decidimos hablar”.
¿Cuántas veces de niños nos castigaron por
no estudiar? ¿por sacar malas calificaciones
o reprobar materias? Esto con la intención de
aumentar nuestro nivel académico y “tener
mejores oportunidades”.
¿Pero qué tal si fuera al revés? Un día vas de
vuelta a tu casa después de clases y un hombre
armado amenaza con disparate si sigues
queriendo estudiar y motivar a que otros hagan
lo mismo. Esto le pasó a Malala Yousafzai a los
16 años en Pakistán. En 2012 recibió 3 balazos
por hablar del derecho universal a la educación
y contra todo pronóstico, sobrevivió. Hasta la
fecha sigue luchando por esta causa.
Siendo abril podría hablar de Shakespeare o
tal vez de Cervantes, sin embargo, también
se festeja el día del niño y me pareció más
conveniente escribir de uno de los personajes
jóvenes más inspiradores: Malala, a sus 17 años,
es la persona más joven en ser galardonada
con el Permio Nobel de la Paz 2014.
Su libro Yo soy Malala, así como sus incontables
participaciones en foros internacionales como
las Naciones Unidas, entrevistas en canales de
difusión masiva, entre otros, nos deja en claro
la convicción que tiene por utilizar la educación
como herramientas para luchar contra la
violencia y el extremismo religioso. Profesa que
un maestro y un niño, armados de pluma y papel,
son el camino óptimo para lograr la paz.
Además, Yousafzai ha hecho hincapié en la
necesidad de equidad de oportunidades para
las niñas, ya que en el Medio Oriente tienen
diferencias significativas que interfieren con el
desarrollo personal, no digamos académico,
de las mujeres. Desde matrimonios infantiles,
embarazos tempranos, concepciones machistas
que ubican a la mujer en su casa y sin voz. Sobre
esto último es lo que, a mis ojos, es el impacto
más grande que ha tenido Malala.
Malala nos recordó que ella no es la única que
puede hablar. Nos recordó que no tenemos
que tener un premio Nobel antes de los 20 (o a
cualquier edad) para que nuestra voz suene y
cuente. Nos hizo saber que el silencio es un arma
de poder y si lo mantenemos, traicionamos a
quienes cuentan con nuestra ayuda.
Malala y yo venimos de países peligrosos y
machistas. De ella aprendí que no se trata de
no tener miedo, sino de tener más convicción
que temor.
Andrea Díaz
Nacida en Victoria, Tamaulipas
y Licenciada en Letras por la Universidad de Monterrey.
Se ha desarrollado principalmente en los ámbitos
de las causas sociales, teniendo dentro de sus áreas de
especialidad la violencia de género y la filosofía
del lenguaje.
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