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Festival de metal: día del evento | RENO ALDRETTE | Abril 2019

Por: Reno Aldrette
Fotografía: Archivo


Festival de metal: día del evento

Contrario a lo que los ajenos a este tipo de eventos pueden pensar, todo es buena vibra y amistad, el respeto entre metaleros es algo fundamental.

Es el mes de Octubre, día del evento, un día que he esperado durante meses, para poder ver al fin en vivo a una gran cantidad de bandas locales e internacionales reunidas en un sólo festival. Algunas de ellas ya las he visto, sin embargo te puedo decir que no me las perderé. 

Camiseta negra, jeans, calzado cómodo y con boleto en mano, me preparo para dirigirme al recinto donde se llevará a cabo el concierto. Acompañado de mis amigos, caminamos bajo el nada complaciente sol de Monterrey hacia la puerta, donde nos espera una larga fila de hombres, mujeres y alguno que otro niño acompañado de sus padres, todos esperando su turno para poder entrar y dirigirse al lugar desde donde disfrutaremos el concierto.

Una vez dentro, contrario a lo que los ajenos a este tipo de eventos pueden pensar, todo es buena vibra y amistad, el respeto entre metaleros es algo fundamental. Entre un mar de gente que porta 99% camisetas negras, no falta quien lleva puesta una camiseta igual a la tuya y a quien saludas diciéndole: “¡Está chida tu camiseta bro!”

Pasan las horas y la estridente música no deja de sonar, la gente no se cansa de cantar, brincar y gritar, los más valientes, se unen al moshpit: que es la “danza” que se ejecuta en el auge de una presentación y durante las canciones más emblemáticas, en las que en medio de toda la multitud y de manera espontánea, se abre un gran espacio donde los que entran, corren en círculos dando tumbos y empujones, tratando de esquivar a quien tienen enfrente. No se trata de hacer daño a los demás, sino de sacar lo que llevas dentro, si alguien cae al suelo, el que viene detrás lo ayuda a levantarse, esa es la regla. No se entra para dañar, se entra para sanar: ese es el ritual.

Ya hace horas que el sol se ocultó y una veintena de bandas han tocado, dejando tras de sí todo un repertorio de poder musical y actitud rebelde. El reloj marca las 12:17 am y el tibio viento de la noche corre entre la multitud y trae consigo el aroma a cerveza, tabaco y sudor.

Todo esto es la antesala a la presentación de la última banda de la noche, la más grande, la más famosa, la más ruidosa, por la que muchos pagamos el boleto y aguantamos horas de pie. Esta banda es quien tiene el honor de cerrar tan grandioso festival de música de Metal, en el que entregamos todo desde el momento en que ésta pisa el escenario principal. 

Entre humo y luces tenues, se escuchan los primeros acordes de la canción que da inicio a la recta final del Fest, entonces vibras y el sonido hace retumbar tu pecho, la multitud corea a la banda, miles de brazos alzados piden por más y el grupo responde. Aún restan 2 horas de música, 2 horas que se pasan lentas, sabiendo que pronto todo acabará y ésto será cuando en tu interior sientas que tu tanque está lleno. 

El cuerpo cansado ruega por piedad, después de más de 12 horas continuas estando de pie, escuchando un maratón de bandas que no da tregua al espíritu. Es una batalla en la que el cuerpo pide descanso, pero el alma pide más, más música y más energía para tratar de mitigar esa sed que sólo el Metal puede saciar.

Cuando al final la banda se despide, volteo hacia arriba a ver el cielo oscuro, el cual pronto se ve iluminado con los brillos y colores de la pirotecnia que marca la clausura del evento, cuando siento sus explosiones retumbar en mi cuerpo, observando a mi alrededor cómo el mar de personas que me rodeaban y se movían en oleadas durante toda la fiesta, ahora se van replegando lentamente hacia la puerta encaminándose a la salida. Todos ellos agotados y abatidos, algunos exhiben los signos de la “batalla” del moshpit, cicatrices de la danza del Metal. 

Finalmente, me enfilo despacio hacia la salida, esquivando los cuerpos de los guerreros caídos que descansan en el suelo, pidiendo un momento para poder recuperase y seguir caminando, cuando de pronto, un extraño con tatuajes y pelo largo que va a mi lado, me abraza y dice amistosamente: “¡Estuvo con madre hermano! ¿Cuál fue la banda que más te gustó?”.  

Intercambias experiencias y te vas caminando junto con él platicando de lo vivido durante la cita del concierto, hasta que nuestros caminos se separan y se despide de ti deseándote que se topen en algún otro festival.

Los oídos zumban, los pies punzan, la espalda duele, el corazón está alegre y el alma plena…

… y aún así llevo una torre de vasos de cerveza en una mano y con el otro brazo en alto, hago el signo de la mano cornuda.


René “Reno” Aldrette 
Instagram: @blackmetalmvffin666 
FB: @BlackMetalMvffin
Twitter: @blackmetalmvfin 
blackmetalmvffin@gmail.com 

Arquitecto, artista plástico, músico y promotor del género del Metal. Actualmente conduce el canal digital Black Metal Mvffin, promociona la cultura de la escena musical, así como realiza reseñas de bandas y eventos musicales del Metal en México y el mundo.