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Editorial: Notre Dame - La Excusa Perfecta | ROBERTO GARZA | Abril 2019



Notre Dame - La Excusa Perfecta

La “Alfombra Roja” de la cultura siempre será atractiva para esos sectores de la población “hambrientos” de publicidad y de atención.

La Catedral de Notre Dame en París, con más de 850 años de historia, se ha convertido a través de los años en un símbolo de la cultura europea. Su construcción se inició en 1163 y para el año de 1260 la mayor parte ya había sido terminada, convirtiéndose también en uno de los edificios más antiguos construidos en estilo gótico.  

El incendio que ocurrió en la misma hace algunas semanas, ocasionó daños significativos en la aguja y en dos tercios de las bóvedas y tejados, conmocionando al mundo entero, al verla arder durante horas esa tarde de lunes. El presidente de Francia Emmanuel Macron, poco después declaró que confiaba poder reconstruir el tempo en cinco años.

A tan sólo unos días del desafortunado suceso, las donaciones ya sobrepasaban los 900 millones de euros, levantando también polémicas en torno a que éstas hubieran sido de manera genuina y desinteresada, en un país como Francia, que ofrece grandes beneficios fiscales a los que aportan para la cultura. Cabe destacar que una gran parte de la suma anterior, fue anunciada por las principales personalidades y empresas de ese país, quienes también fueron criticadas por usar dicho evento para “comunicar su generosidad” con las “ventajas fiscales” antes mencionados.

Ahora bien, el incidente también nos deja en claro lo atractivo que en ocasiones puede ser aportar para la cultura, siempre y cuando sea en los eventos apropiados, claro está. Ya que no es lo mismo hacerlo para Notre Dame, que para otros monumentos históricos menos populares en otras partes del mundo. Ejemplos de lo anterior, son las reconstrucciones de la Catedral de los Cuarenta Mártires en Siria o del Museo Nacional de Rio de Janeiro. Ambas no tuvieron ni la atención, ni han recibido el apoyo económico suficiente, para llegar a un término satisfactorio.

De tal manera tenemos que la “Alfombra Roja” de la cultura, siempre será atractiva para esos sectores de la población “hambrientos” de publicidad y de atención. Aplicando lo anterior tanto a “marcas comerciales”, como a individuos que la utilizan para posicionarse socialmente o para adquirir cierto “estatus” dentro de un grupo de influencia.

Una pregunta obligada sería: ¿Porqué ese apoyo no se dirige hacia otras causas ligadas a la pobreza, temas de infancia, desarrollo sustentable, salud, cambio climático o derechos humanos? Probablemente no toda la culpa la tengan los donadores, quizás ya la comunidad padezca de la llamada “fatiga a la cooperación”, que es una especie de decepción al ver que los donativos no logran los alcances proyectados.

Le propongo que formemos parte del cambio verdadero y desinteresado y dejemos la “alfombra roja” para los que la ocupan para su egoteca personal.

robgarza@att.net.mx