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La exquisitez
de ser nosotrxs
De
Vitruvio
a la mirada
contemporánea
Los medios influyen en nuestra percepción de
la realidad. La facilidad con la que las imágenes
llegan a nosotros… ¿nos hacen valorar la belleza
de lo humano?
El Hombre de Vitruvio, es un referente simbólico
de la concepción del hombre en el Renacimiento.
Fue conceptualizado a partir de los textos del
arquitecto romano Vitruvio en el Siglo 1 A.C. y
realizado a partir de notas anatómicas por
Leonardo da Vinci alrededor del año 1490. La
imagen es un estudio de las proporciones
ideales en el cuerpo humano, siendo una
imagen emblemática del Renacimiento por su
aporte al estudio del hombre y el universo como
estructura compleja y perfecta de composición.
La escritura que aparece está invertida y señala
que:
• 4 dedos hacen 1 palma
• 4 palmas hacen 1 pie
• 6 palmas hacen 1 codo
• 24 palmas hacen a un hombre
• Si se separan las piernas la distancia
suficiente para hacer que la altura total
disminuya en 1/14 y colocando los brazos
estirados y en cruz, los elevas hasta que los
dedos alcancen la altura de la línea superior
de la cabeza. Alcanzando esta posición
situamos el centro geométrico de nuestro
cuerpo en el ombligo, mientras que la figura
que dibujará la posición de las piernas es la
de un triángulo equilátero.
• La distancia desde el nacimiento del pelo
hasta la parte superior del pecho, será 1/7
parte del tamaño total del hombre.
• La medida de una mano completa es de
1/10 parte.
• El inicio de la zona genital marcará la mitad
del hombre.
• El pie deberá ser 1/7 parte.
• La distancia entre la planta del pie hasta la
rodilla deberá ser 1/4 parte.
• La distancia entre la rodilla hasta el inicio
de los genitales deberá ser 1/4 parte.
• La distancia que debe existir desde la
zona inferior de la barbilla hasta la nariz y la
distancia desde el nacimiento del pelo hasta
las cejas, deberá ser el mismo.
• La medida del torso será la misma que exista
entre la rodilla hasta el inicio del hueso pélvico.
• Las piernas medirán lo mismo que la
distancia existente entre el centro del pecho
hasta la punta de los dedos de la mano.
Cuando Leonardo da Vinci concibió su obra
“El hombre de Vitruvio”, planteó un canon de
belleza que tenía antecedentes en la estética
griega, pero conceptualizó al hombre como la
medida de todas las cosas y su relación con el
universo, las partes y el todo en equilibrio como
planteamiento que lo eleva a un nivel superior
y que fue de gran influencia en el pensamiento
artístico de la época.
En la actualidad mediática, las múltiples
representaciones del cuerpo han perdido el
sentido que planteaba Leonardo da Vinci. Ya no
se contempla al cuerpo en su totalidad, sino a
partir de lo fragmentario. Me refiero a la mirada
que focaliza ciertas partes dotando de valor y
sentido de belleza: las mujeres son grandes senos,
los hombres son vientres marcados, por ejemplo;
pareciera que se es más hombre o mujer en
relación al tamaño de ciertos atributos. Estas
representaciones se oponen al planteamiento
de Vitruvio, que conceptualizó el equilibrio del
todo y no la supremacía de las partes.
La construcción artificial que se nos plantea
desde los medios objetiviza al hombre y lo
asemeja a algo decorativo, muy lejano a un
cuerpo humano que esboza su historia a través
de una arruga, un pliegue o una cicatriz, por
ejemplo. Pareciera que hay una tendencia a
borrar cualquier rastro de la escritura de vida
y hacer sujetos sin memoria.
Al escribir esto, me pregunto: Si el hombre
de Vitruvio fue la imagen representativa del
pensamiento renacentista… ¿cuál será la imagen
representativa de nuestro tiempo?
Diana Elisa González Calderón
Doctorada
por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Es docente e investigadora en la Universidad
Autónoma del Estado de México.
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