La burbuja que viene
Si en el año 2000 usted hubiese invertido un dólar en la
Bolsa de Valores de España, hoy estaría obteniendo un
rendimiento nominal de $1.30 USD. Si lo hubiese invertido
en la Bolsa de Valores de Japón, el rendimiento nominal
sería de $2.80 USD y en la de Estados Unidos, $4.70 USD.
Esto no solo nos habla de la importancia cuantitativa y cualitativa de los
empresarios de dichos países y del
tamaño de la inversión que estos hacen
para expandir sus mercados y obtener
mayores beneficios, sino también de la productividad de sus empresas.
Financieramente hemos pasado por muchas
crisis y pasaremos por muchas más. Y cada una
de estas presenta oportunidades para aquellos
que tienen una parte de sus ahorros en dinero
líquido, ya que les permitirá comprar a precios
de oportunidad algunas acciones que al paso del
tiempo generarán un rendimiento muy atractivo.
Cuando estallo la burbuja Punto.com, la caída
del mercado ofreció oportunidades únicas de
inversión. Lo mismo acaeció cuando devino la
crisis de la burbuja inmobiliaria.
Ambas crisis generaron caos, la segunda
mucho mayor que la primera debido a que esta
no tenía los elementos de apalancamiento y subsidio gubernamental de la segunda, pero ambas
generaron oportunidades de compra cuando las
Bolsas cayeron. Compras que a largo plazo fueron
muy rentables.
El múltiplo que en la actualidad los inversionistas están dispuestos a pagar por los activos es sensiblemente menor que el que se pagaba antes de
que estallara la burbuja inmobiliaria, pero aun así
es muy alto, lo que hace que el nivel de inversión
requiera no solo de dinero líquido, sino también
de mucha resiliencia y tolerancia a la frustración
para resistir los vaivenes del mercado.
Hoy estamos ante varios factores de volatilidad
y nerviosismo que pueden cambiar de un día a
otro lo que está pasando en los mercados bursátiles… Y si hay un indicador que debemos considerar en el gran mercado que es la Bolsa de Valores
de Estados Unidos, es el de los puestos sin cubrir
en el mercado laboral.
Por ejemplo, en el año 2000 había 5.5 millones
de puestos sin cubrir. Lo cual significa que en ese
entonces la economía iba muy bien. Se incrementaban las vacantes laborales, subían los salarios, el
consumo y la economía, lo que justificaba el múltiplo que los inversionistas estaban dispuestos a
pagar por el precio de un activo.
Lo que hoy inquieta es que normalmente el
múltiplo que los inversionistas están dispuestos
a pagar por un activo va de la mano con el número
de puestos sin cubrir del mercado laboral. Sube
este (síntoma de que la economía va bien), sube el
múltiplo. El tema que nos inquieta es que el múltiplo sigue subiendo aun cuando la curva es inversa
a la de los puestos por cubrir.
La tendencia de los puestos sin cubrir en el
mercado laboral de EE. UU ha ido a la baja desde
su pico máximo de 11 millones en 2022 a 7.2 millones en 2025 (-35%), mientras que el múltiplo (Ratio
Precio-Beneficio) ha subido de 17 en 2022 a 23 en
2025 (+35%). En otras palabras, tenemos una curva
inversa que el mercado está minimizando en aras
de unos beneficios que la Inteligencia Artificial va
a generar en un futuro no determinado.
FRAGILIDAD DEL MERCADO
Aunado a esto es menester considerar la ignorada
fragilidad del mercado. A principios de este siglo la
empresa líder del mercado era General Motors. La
capitalización de esta representaba el 3% del PIB de
Estados Unidos. Hoy la empresa líder es Nvidia y la
capitalización de esta representa el 15% del PIB de EE.
UU. En otras palabras, si los resultados de General
Motors no cumplían con las expectativas del mercado, el impacto en estos era, aunque importante,
manejable, ya que la empresa no representaba más
del 3% del PIB de pais.
Hoy, si los resultados de Nvidia no cumplen las
expectativas del mercado o si las ventas no son
las estimadas dado que sus clientes primarios
(empresas tecnológicas) no tienen la demanda
que esperaban, debido a que el uso de la Inteligencia Artificial no crece a la velocidad que ellos
estimaron, los resultados se sentirían en toda la
economía, dado que la capitalización de esta equivale al 15% del PIB.
Cierto que los ingresos netos de Nvidia no han
hecho más que crecer, pasando de $9.75 mil millones de dólares en 2022 a $72.88 mil millones en
2025 (647%), debido a que las empresas tecnológicas están invirtiendo fuertemente en el desarrollo
de su Inteligencia Artificial y centro de datos… Lo
que se prevé es que sus ingresos netos sigan creciendo los siguientes tres años con una dinámica
ligeramente menor, sin embargo, el riesgo de que
se rompa la tendencia o surja un competidor es
muy alta y se acentuará en el trienio mencionado.
Para entender mejor lo que pasaría si estallara
la burbuja de la Inteligencia Artificial, es menester que regresemos la mirada a lo que paso en las
anteriores burbujas.
La burbuja Punto.com tuvo un componente tecnológico que no afecto al mercado inmobiliario, ni
al crediticio ni al gubernamental. Esta creció con
dinero de los inversionistas, sin apalancamiento
de crédito y sin apoyos, ayudas o incentivos del
gobierno. En otras palabras, el mercado accionario era lo más parecido a una montaña rusa con
subidas y bajadas, pero sin afectar el patrimonio
de la población en general ni la economía en lo
sustancial. El impacto de esta se concentró en el
mercado de capital, es decir, los accionistas.
La del ciclo inmobiliario no tuvo un componente tecnológico, pero sí tuvo un alto componente inmobiliario y uno muy grave en el crediticio
(el cien por cien del crecimiento fue con dinero
prestado), amén de un alto subsidio gubernamental para la titulación de las hipotecas (la vivienda
es un renglón que siempre genera votos). En esta
burbuja se endeudaron los hogares, las empresas
e incluso los mismos bancos, amén claro está, del
subsidio gubernamental (déficit y deuda).
La burbuja de la Inteligencia Artificial sería, de
ocurrir, la más impactante de todas… Esta tiene
un fuerte componente tecnológico que se suma a
un componente inmobiliario de gran envergadura
debido a la construcción de los centros de datos
y la red energética que estos demandan, amén
del apalancamiento bancario que el desarrollo
de estos requiere, al grado que en este momento
están comprometidos créditos de alrededor de
un trillón de dólares. A esto, hay que sumarle el
estratégico e indispensable involucramiento del
Gobierno con las empresas que la están desarrollando (Nvidia; Amazon; Meta; Microsoft; Google;
Andropic) para apoyarlas y no dejarlas caer, ya que
le son esenciales para poder competir con China.
Obviamente estas empresas aprendieron de lo
que paso en la crisis inmobiliaria. De tal suerte
que para no poner en riesgo los balances de sus
empresas, crearon subsidiarias en las que invirtieron algo de capital y a través de las cuales consiguieron el apalancamiento que necesitan de
los Bancos, Fondos de Inversión e Inversionistas
privados.
Amazon se comprometió a invertir $100 mil
millones de dólares; Microsoft $80 mil; Google
$78 mil; META $75 mil y Andropic $55 mil. Sin
embargo, los ingresos que estas empresas generan en este momento con el negocio de la Inteligencia Artificial no representan ni el 3% de lo que
se está invirtiendo en ella.
No hay duda de que a futuro cuando la IA sea
la norma en los gobiernos, empresas y hogares,
los ingresos serán sorprendentes, pero en este
momento no lo son. Es decir, el apalancamiento
de todos estos miles de millones de dólares esta
soportado por una promesa de futuro que no sabemos cuándo llegará.
Otra variable por considerar de esta nueva eco.
nomía es que la obsolescencia es de muy corto plazo. En otras palabras, la necesidad de apalancamiento va a ir a más y lo harán en el ánimo de
seguir invirtiendo para lograr una Dominancia
que en estricto sentido puede variar de un día a
otro. Esto quiere decir que el apalancamiento y el
apoyo gubernamental no harán más que crecer
y lo harán en aras de algo que en un futuro no
determinado les va a generar altos rendimientos
a las empresas y posiciones de poder al pais respecto a China, quien, obviamente, también está
haciendo lo suyo.
Un último punto por considerar es que la revolución tecnológica y la geopolítica van de la mano.
Sin lugar a dudas la geografía de un territorio es
determinante en la geopolítica, sin embargo, la
nueva realidad nos indica que por muy importante
que sea la geografía de un país, si esta no va acompañada de una revolución tecnológica que le permita competir en la nueva economía, su influencia
en el concierto de las naciones estará circunscrita
al sector primario de la economía (extractivo).
En síntesis, la posibilidad de que la burbuja de
la Inteligencia Artificial estalle en un momento
dado, debido a que a los ingresos de las empresas
en ese rubro no llegan ni al 3% de los miles de
millones de dólares que se está invirtiendo en ella
y que tampoco se tiene claro cuando llegarán a
sustentar su inversión, es muy alta…
La pregunta, no obstante, es cuando. Pregunta
que está subordinada al tiempo que los Bancos,
Fondos de Inversión, Inversionistas privados y
Gobierno puedan soportar antes de que esta financieramente se sustente o estalle.
Nos queda claro que, si bien es cierto que en
este momento está en una posición de alto riesgo,
también lo es que los gobiernos no la van a dejar
caer, no en los siguientes tres años, por lo que es
po-sible que de aquí a ese entonces lo que veamos
son fuertes inyecciones de capital y crecimiento
de la bolsa, con sus respectivas subidas y bajadas,
pero crecimiento al fin.
Jaime Ramos
icenciado en Administración
de Empresas con especialidad en Alta Dirección
AD-2 IPADE. Bibliófilo de natura, financiero de oficio,
antropólogo por vocación. Ha sido consultor de
empresas, bancos y gobiernos. Actualmente se
desempeña como Asesor de Inversionistas de alto
espectro en el Mercado Secundario.