HIRAM GÓMEZ | Una vida dedicada a la música | ROBERTO GARZA | Julio 2025

Por: Roberto Garza
Fotografía: Cortesía Hiram Gómez Blázquez


HIRAM GÓMEZ
Una vida dedicada a la música

Hiram Gómez Blázquez es un músico, compositor y arreglista, reconocido a nivel nacional e internacional como uno de los más destacados bajistas mexicanos de jazz de las últimas tres décadas.

A principios de los 80’s comienza a alternar como músico de sesión y en gira con más de 70 cantantes, entre los que destacan: Vicky Carr, Luís Miguel, María Conchita Alonso, Mijares, Armando Manzanero, Pablo Milanés, Amanda Miguel, Cristian Castro, Juan Gabriel, Ricky Martin, Rocío Dúrcal, Flans, Tania Libertad, Marco Antonio Muñiz, Mónica Naranjo, Lupita D’Alessio, Eugenia León, Cecilia Toussaint, Camilo Sesto, José José, Benny Ibarra, Alejandro Lerner, Emmanuel, Don Pedro Vargas, Angélica María y Alex Syntek, entre muchos otros de talla internacional.

En el ámbito jazzístico, ha compartido el escenario con músicos como Billy Cobham, Paquito de Rivera, Giovanni Hidalgo, Akira Jimbo, Mike Stern e Iván Lins, al igual que participado en la grabación de más de 300 producciones con arreglistas como Bebu Silvetti, Jorge Calandrelli y Juan Carlos Calderón.

A continuación, una interesante charla con el músico, compositor y bajista Hiram Gómez Blázquez.


Platícanos acerca de ti y de tus inicios en la música.

Fíjate que es una historia larga, pero trataré de acortarla un poco. 

Soy un bajista con 45 años de experiencia en el ámbito profesional, empezando a trabajar por mi cuenta a los 15 años. En mi carrera he tenido la oportunidad de tocar con muchísimos cantantes nacionales e internacionales en giras por muchas partes del mundo. Agradezco muchísimo el haber tenido esa oportunidad.

Aunque me enfoqué en tocar jazz, la verdad es que me gustó mucho trabajar con cantantes durante 20 años de mi carrera, aprendiendo a alternar ambas cosas durante esos años.

Actualmente sigo activo con dos producciones discográficas y un método escrito para aprender a tocar bajo. Adicionalmente doy clases de bajo en línea y personalizadas desde hace 36 años. He impartido también clases para academias importantes como la G. Martel y la Fermatta, que son escuelas de música muy importantes en la Ciudad de México.

¿Por qué incursionar dentro de la industria musical? ¿por qué el bajo eléctrico?

Resulta que soy el sexto hermano de una familia de siete, primera generación de músicos. Mi papá vio talento en mis hermanos mayores y los metió a la escuela de música, para luego armar una agrupación. Mi papá fue el empresario e hizo una banda de eventos, sin embargo, siempre les faltó bajista. Y fue así, literal, que cuando nací, mi papá dijo, “perfecto, ya nació el bajista”.  

Y dicho y hecho, a los cinco años, recuerdo que me dijo mi padre, “muéstrame tus manos, muy bien, ya estás listo”, para después pedir a mis hermanos que me empezaran a enseñar el repertorio de la banda.

“Siempre es importante trabajar y acompañar a un cantante que sabes que te está escuchando y que espera grandes cosas de ti”.

¿Cómo se llamaba la banda?

Los Hermanos Blázquez, Los Hermanitos Blázquez, porque  estábamos chiquitos todos. No decidí yo estar en la agrupación, digamos que entré a fuerzas. Entonces, mis hermanos me empezaron a enseñar a tocar el bajo y las canciones, y en un año me aprendí el repertorio de cinco sets de 45 minutos. Tocábamos en bodas, en quince años y en todo tipo de salones de la ciudad de México.

Con Armando Manzanero.

¿A esa edad podías cargar y tocar el bajo eléctrico sin problemas?

Era muy simpático, porque yo tocaba sentado en un amplificador, y ahí me sentaba mi papá, me colgaba el bajo y a chambear (risas). Tenía apenas 6 años de edad.

El bajo es un instrumento musical con cuerdas gordas, no es el más sencillo de todos y mucho menos cuando eres un niño. Al bajo le tienes que sacar el sonido cuando lo tocas, a diferencia de otros instrumentos como el teclado, por ejemplo. La verdad es que no fue sencillo, pero a base de mucha práctica lo logré.

A los 9 años ya no ocupaba estar sentado para tocar, pero aún era un instrumento muy pesado para mí, por lo que mi papá tomó un atril de lectura, lo cortó y el bajo lo apoyó ahí, permitiéndome tocarlo como contrabajo. 

¿Hasta cuándo tocaste en la banda con tus hermanos?

A mis 12 años, mis hermanos ya empezaron a tocar en orquestas importantes en México y ahí fue cuando se deshizo la banda. Entonces me fui a vivir con mis papás al rancho a Tamaulipas, razón por la que dejé el bajo por completo.

A los 14 años regresé a la Ciudad de México y retomé el bajo. Recuerdo que mi hermando César me dijo, “oye, si te interesa, aquí tengo un bajo y un método que te puede ayudar”. El método era el de Franz Simandl, que era en realidad de contrabajo, ya que eran muy difíciles de encontrar métodos para bajo eléctrico en esa época. 

Como mis hermanos salían a tocar por las noches, yo me quedaba en la casa a escuchar música y a sacar líneas de bajo, nota por nota. Empecé también a estudiar muchísimo la lectura musical.

A los 15 años, salí con tan malas calificaciones de tercero de secundaria, que no me quedó otra más que ponerme a trabajar. Mi hermano me dijo, tienes 15 días para encontrar trabajo, sino te regresas con papá al rancho en Tamaulipas.

Y así fue como empecé a acompañar a mi hermano Germán a tocar en los cabarets de la Ciudad de México. Luego estuve “rolando” por diferentes centros nocturnos durante un año, para luego entrar a una orquesta de un músico que se llamaba Pablo Beltrán Ruiz, que fue muy famoso en su momento, aprovechando que yo sabía leer música muy bien. 

Recuerdo que veía a mis hermanos todo el tiempo de gira con artistas y grabando, había bonanza en México para los músicos en esa época.

“Yo preparo a músicos (bajistas) para la guerra, no los enseño a mover los dedos, les enseño música para que la puedan tocar en cualquier instrumento”

¿En qué momento decidiste dedicarte formalmente a ser bajista?

Fue cuando uno de mis hermanos me mostró la música del bajista Jaco Pastorius, no podía creer que lo que estaba escuchando era un bajo eléctrico. Ese disco que me mostró (de Jaco) me voló la cabeza, y no solo a mí, sino a millones de personas en el mundo. En ese momento fue cuando decidí por propia convicción, convertirme en bajista. 

Hiram Gómez a los 6 años (sentado).

¿Cómo se te presenta la oportunidad de empezar a tocar con los grandes?

En una ocasión acompañé a mi hermano César, que tocaba con Marco Antonio Muñiz, a la prueba de sonido, y ahí conocí al bajista de Lupita D’ Alessio, que estaba probando el audio. Entonces me acerqué con él, yo tenía 17 años y le dije, “¿me pres-tas tu bajo?”, era un Jazz Bass y yo siempre tuve un Fender Mustang chiquitito. Recuerdo que toqué algo muy difícil y que lo dejé algo sorprendido. Luego me preguntó, “¿sabes leer?”, a lo que contesté que sí y a primera vista. Finalmente me pidió mi teléfono.

Unas semanas después, me llamó para decirme que había una suplencia ese mismo día para una presentación de Lupita D’ Alessio, pero que no había ensayo y que tenía que llegar a leer directo las partituras. Esa era la oportunidad que estaba buscando. 

Recuerdo que le pregunte, ¿están bien escritos los papeles? y que me contestó, “impecables”. Por la noche llegué a tocar y que contesté, “pues me mandó Norberto”, poniendo él cara de, “no, pues ya valió el show, esto no va a sonar”.

Yo todavía le dije, “pásame la carpeta y el orden de la presentación por favor”. Entonces pongo el orden, acomodo las partituras y lo dejo todo ahí, en el camerino y me dice, “¿no los vas a revisar?”, a lo que contesté, “no, me dijo Norberto que están bien escritos, así es que no es necesario”. Entonces, fue peor, porque puso una cara de “además cínico” (risas).

Poco después empezó el show y todo salió de afortunadamente de maravilla.  

¿Qué pasó después?

Terminando la presentación se acercó el director conmigo para preguntarme si me quería quedar en la gira, ya que Norberto no podría ya trabajar con Lupita. Esa gira llegaba a ciudades como Nueva York, los Ángeles, Miami y Panamá. Recuerdo que tuve que sacar mi pasaporte, porque no tenía y que mi papá tuvo que venir a la Ciudad de México a firmarlo porque yo era menor de edad, tenía apenas 16 años. Acompañe a Lupita poco más de un año en esa ocasión.

En ese momento se empezó a correr la voz, de que había un “chavito” que tocaba bien y que sabía leer música, lo que me ayudó a entrar al círculo de los músicos que acompañaban a los cantantes en las giras y grababan en los estudios. 

Y me empezó a llover trabajo, acompañando a un “montonal” de cantantes en sus giras y de manera paralela trabajando como músico de sesión. 

¿Qué opinas de la evolución que ha sufrido la música en los últimos años y a través de géneros como el reguetón y la música generada por inteligencia artificial?

Actualmente existen muchos trucos y mentiras gracias a la tecnología.

Antes, la música era más real, en el sentido de que representaba el talento verdadero del ejecutante o el cantante. Ahorita, con los trucos de grabación y la inteligencia artificial, pues ya cualquiera toca dos acordes en un teclado y hace una canción.   

Siempre ha existido música buena y mala. Hay géneros que a mí no me gustan, particularmente los que son pobres musicalmente hablando. Pero, por ejemplo, hay quien defiende al reguetón, inclusive músicos importantes, que es algo que yo no comparto. A mí no me gusta. No le veo la musicalidad por ningún lado, es un solo tono, monótono.

Al jazz, que es un género que me encanta, siento que la tecnología le ha ayudado mucho, haciendo que las producciones sean mucho más completas y con la posibilidad de ser grabadas a distancia.

La tecnología debe ser usada para complementar a la música, para crecerla, no para crearla, que es uno de los debates que actualmente se tienen con la inteligencia artificial, que te puede crear música de acuerdo a los criterios que tú le pidas. 

“Luis Miguel es uno de esos artistas, que sabe exactamente lo que quiere escuchar en el escenario y lo que quiere ofrecer musicalmente hablando”

¿Tus hermanos siguen en la industria musical?

Fíjate que no, yo soy el único que sigo en esta industria. 

El mayor se retiró muy pronto de la música, se fue a vivir a Los Ángeles, California y actualmente se dedica a la electrónica.   

Mi hermano Cesar falleció en el 2020. Él era un tremendo flautista y saxofonista, el mejor de México. Mi papá le decía que se iba a morir de hambre tocando flauta, pero demostró lo contrario, tenía mucho trabajo, hacía 3 grabaciones por día, tenía un nivel de lectura musical brutal y un sonido impresionante. Hizo miles de grabaciones.

Con los músicos y Vicky Carr.

Has trabajado con infinidad de cantantes, Rocío Dúrcal, Luis Miguel, Lupita D’ Alessio, Marco Antonio Muñiz, Eugenia León, José José y Camilo Sesto, entre muchos otros. ¿Con quién te fue más fácil trabajar?

En el sentido de buen trato, profesionalismo, respeto hacia los músicos, creo que habría sido con Lupita D’ Alessio.

Musicalmente hablando, creo que, con Luis Miguel, ya que él era muy exigente en relación a la calidad musical que esperaba. Lupita D’ Alessio también tenía un gran oído y su show tenía una gran calidad. Otro era Emanuel, un cantante con quien te la pasas muy bien y disfrutas sus presentaciones.

Siempre es importante trabajar y acompañar a un cantante que sabes que te está escuchando y que espera grandes cosas de ti. Como decía Lupita, “aquí la única que se puede equivocar soy yo. Punto”. 

A Luis Miguel le molestaba mucho el tener un “mal audio”, exigía muchísimo a sus ingenieros de sonido. Recuerdo que el usaba un “pizarroncito” donde apuntaba sus observaciones después de las presentaciones. Nadie quería que su nombre apareciera ahí (risas). Siempre fue un excelente cantante, muy buen músico, tocaba muy bien el piano. Es uno de esos artistas, que sabe exactamente lo que quiere escuchar en el escenario y lo que quiere ofrecer musicalmente hablando.

¿Qué cantante era también un excelso músico? 

Si vamos a hablar de un tremendo músico, ese sería Armando Manzanero. Ese tipo sentado en el piano era una maravilla, creaba unas progresiones armónicas fuera de serie, no fallaba una nota y componía en el momento. Manzanero era un gran músico, tenía un talento brutal. 

¿En cuanto a amabilidad y buen trato?

Recuerdo que Rocío Durcal era una persona padrísima en ese sentido. Se iba en el vuelo con nosotros los músicos a las cinco de la mañana, cuando hubiera podido irse en jet privado. A ella le encantaba platicar con todos nosotros. Era de un trato muy amable. 

¿El artista más humilde y modesto con el que hayas trabajado?

Fíjate que habría varios, ya que he trabajado con muchos en mi carrera, pero yo creo que sería Rocío Dúrcal o Armando Manzanero. 

Cuando llegábamos con Armando Manzanero a cualquier lado, siempre nos invitaba a comer, era un tremendo gourmet. También nos compraba trajes para que usáramos en los conciertos. Sacaba la tarjeta de crédito y nos decía: “Agarren lo que quieran”.   

Hiram Gómez con Cecilia Toussaint.

¿Con quién, o quiénes te gustaría volver a trabajar?

Definitivamente con Luis Miguel. Me encanta su música. Me salí de tocar con él por casualidad, ya que me hubiera podido quedar con él muchos años.

Lo que sucedió fue que, al estar tocando con el en Mérida, Yucatán, me llamó mi hermano Cesar, ya casado con Lupita D’ Alessio, para que fuera a su hotel, ya que estaban de visita en la ciudad y Lupita quería hablar conmigo.

Lo que sucedió fue que, al estar tocando con el en Mérida, Yucatán, me llamó mi hermano Cesar, ya casado con Lupita D’ Alessio, para que fuera a su hotel, ya que estaban de visita en la ciudad y Lupita quería hablar conmigo.

Entonces, agarré un taxi y cuando llegué me dice Lupita, “necesito un buen bajista y ese eres tú, qué hay que hacer”. Le dije, “Lupita, estoy con Luis Miguel, y la neta estoy bien contento tocando con él”, a lo que me contestó, “vamos a hacer una cosa, por favor haz una audición con mi director musical y luego vemos”.

Finalmente la hice, aunque no le veía razón, porque no pensaba moverme, pero aun así la hice. Y lo que sucedió después fue que me invitaron Lupita y Cesar a su casa, y me convencieron de que me fuera a tocar con ella.

Luis Miguel entendió mi decisión y quedamos en muy buenos términos. Me quedé tocando con Lupita por los siguientes siete años. 

Hiram Gómez a los 9 años.

¿Alguna otra anécdota que te gustaría compartir? 

Sabes que en una ocasión me llamó Pepe Hernández, un muy buen bajista, para que lo supliera en un evento de Mijares a donde no podía el asistir. El evento era en una hacienda en Hidalgo, cerca de la Ciudad de México. Había partituras y no habría ensayo. 

Al arrancar la presentación, Mijares se dio cuenta que yo no era su bajista, pero como yo ya tenía mucha experiencia tocando partituras a primera vista, la verdad es que se notó que le estaba gustando mi trabajo.  

Al final de la presentación, Mijares se subió (el stage se componía de múltiples niveles y yo estaba en el último) a agradecerme por el trabajo. Si hubiera sido otro cantante, seguro le vale “gorro”.

Me pareció un acto muy humilde y muy bonito de su parte.

¿Cómo le hacías para alternar al jazz con las giras?

Eran épocas donde se trabajaba mucho y ciertamente había que organizarse muy bien. El jazz lo tocábamos cuando podíamos y coincidíamos todos, sino pues tenía que ir el suplente en el lugar de uno. Teníamos la ventaja de que todo estaba escrito, entonces era solo de que te supliera un músico “lector” que tu supieras que le “pegaba” bien al instrumento. Era una “mandadera” brutal de suplentes en esa época. 

¿Qué es lo que requiere un músico actualmente para poder vivir de la música?

Si hablamos de músicos de sesión, principalmente debes estar bien preparado. Debes ser un buen lector de partituras, ser versátil y conocer diferentes géneros musicales, ya que no sabes con quien te puede tocar ejecutar mañana. También debes tener un buen instrumento.  

Por otro lado, puedes vivir de la música y tocar como Los Ángeles Azules y te va a ir muy bien económicamente, porque hay géneros que te permiten eso.

Adicionalmente, se requiere tener buenos hábitos y un buen equipo, ya que si ejecutas muy bien, pero eres un “pedante”, llegas tarde, eres problemático o llegas en mal estado, entonces será difícil que puedas crecer y vivir de la música. Es un paquete completo.

Por otro lado, si eres puntual, limpio, tienes buen equipo, buena actitud y resuelves durante tu trabajo, todo será más fácil y seguramente te ira bien en el sentido económico también.

¿Qué tan estable es el trabajo de un músico?

Ese es un tema que se tiene que cuidar mucho, ya que el trabajo como músico no es muy estable cuando lo comparas con otro tipo de trabajos.  

Te platico lo que le pasó a un colega mío. A él lo contrataron para una gira de Juan Gabriel que tenía 180 fechas programadas. Después de firmar contrato, mi cuate se fue a “enganchar” una casa, pero nunca pensó que la gira se estaría cancelando en la fecha 15 por problemas de salud de Juan Gabriel. En resumen, perdió su casa y se metió en dificultades financieras. Como músico generalmente no tienes garantías de ningún tipo.

En la Riviera Maya Jazz Festival.

¿Hay que aprovechar entonces las buenas rachas de trabajo?

Totalmente, cuando te toca una buena racha, lo recomendable es guardar lo más posible para “los días de lluvia”. En mi caso, hubo temporadas en donde me fue muy bien, pero cometí el error de pensar que eso iba a durar para siempre. Un típico error de juventud.  

Hubo momentos cuando estaba yo de moda, que me sonaba el teléfono todos los días, en ocasiones me buscaban 3 cantantes diferentes en un mismo día, no sabía a cuál escoger, mandaba suplentes a los trabajos que no podía tomar y hasta me “daba el taco” para seleccionar con quien trabajaba y con quien no.

“Cuando como músico tienes una buena racha de trabajo, lo recomendable es guardar lo más posible para ‘los días de lluvia’”

¿Qué tan importante es el ambiente de trabajo al seleccionar las giras?

Es importantísimo. Recuerdo una vez que toqué con Juan Gabriel, que me contrataron dos fechas, una en Chihuahua y otra en Ciudad Juárez, por la razón de que algunos músicos se pelearon con el cantante debido a temas económicos. 

Los mariachis estaban peleados con los coristas, los coristas con los músicos, los músicos con el staff y el staff con los ingenieros. Era una bola de chismes por todos lados, una vibra muy rara. Inclusive el bajista anterior se había llevado las partituras y yo tuve que aprenderme 180 minutos de música de un cassette un día antes. 

¿Qué otras lecciones aprendidas has tenido durante todos estos años de carrera?

Me gustaría recalcar lo que dije hace un momento, hay que estar muy bien preparado, rítmicamente, armónicamente y melódicamente. Debes ser un buen lector de partituras, quizás eso no te haga ejecutar mejor, pero seguro te abrirá más puertas, porque si necesitan un buen lector, ¿a quién le van a hablar? Pues a ti. 

Muy importante también, es no dejar de prepararte, debes estudiar, estudiar y estudiar. No podemos esperar a que llegue la oportunidad para ponernos a estudiar, sino al contrario, debemos estar ya preparados para cuando surja la oportunidad que estamos esperando.   

En ese sentido te voy a platicar una anécdota que me ocurrió cuando audicioné para entrar con Luis Miguel.

Álvaro López, un baterista que toca brutal, me avisó que estarían audicionando músicos para Luis Miguel al día siguiente. Asistí puntual y después de audicionar con un montón de bajistas más, solo vi que Luis Miguel, quien estaba presente, asentó la cabeza, así como que aprobando que yo fuera el que seleccionaran. Y así fue, me llamaron terminando la audición.

La cosa fue que entré con Luis Miguel sin saber nada, ni lo que era una “triada mayor”, no sabía teoría musical, te lo juro, nomás escuchaba al director Elías Amábilis hablar con los otros músicos acerca de “acordes disminuidos” y “semi disminuidos”, dándome cuanta que eso era lo que yo necesitaba saber. 

Entonces le pedí que me diera clases, a lo que accedió de inmediato. Terminé estudiando con él un año durante la gira de Luis Miguel y otro año después cuando ya estaba con Lupita D’ Alessio, porque nos fuimos juntos con ella también. Me abrió un panorama totalmente distinto al que conocía. Muchas veces uno cree que sabe, pero es hasta que uno estudia y se prepara, que se da cuenta que no sabía.

¿Radicas actualmente en Cancún, donde turísticamente hay una industria de entretenimiento muy desarrollada y por ende más oportunidades?

Cancún es tan noble en ese sentido, que hasta los sinvergüenzas viven de la música.

La verdad es que hay muchas ofertas de trabajo, cada hotel tiene 2 o 3 bandas, échale cuentas cuántos hoteles hay. En la mañana tocas en la alberca, en la tarde como solista, en la noche con la banda. Imagínate la Riviera Maya y la cantidad de músicos que se necesitan para llenar todas esas vacantes.  

Sin embargo, el nivel es muy pobre, no digo que el de todos, porque hay también músicos preparadísimos, pero con que te aprendas “Hotel California” y cuatro rolitas más de esas, ya tienes trabajo. ¿Qué necesidad de seguir creciendo si con eso ya te contratan?

Con la Camerata de Cancún.


Pero también hay que saber cobrar, ¿no?

Claro que eso es muy importante, es totalmente otro cuento y no siempre va ligado al talento, sino a cómo te vendas como músico. 

Una vez cobré 10 pesos (por decir una cantidad) y me dijeron, “el otro bajista está cobrando 8 pesos”, a lo que contesté, “Ah, pues entonces te voy a cobrar 20 pesos. ¡Claro!, si no somos iguales, yo soy mejor”.

No te puedes ir con el “piquete de ojos” de cuando te dicen “es una gran oportunidad”, porque tampoco puedes vivir de las oportunidades toda la vida. Otra típica es la de, “ahorita hay poco dinero, pero no te preocupes, deja que amarre bien y nos va a ir bien a todos” (risas). Esa película ya la vi muchas veces.

Por cierto, ¿desde cuándo empezaste a enseñar bajo?

Empecé a dar clases, hasta que me di cuenta que podía comunicar conocimiento, porque es muy diferente ser un buen músico a ser un buen maestro. Como tu seguramente sabes, hay músicos excelentes que son pésimos maestros.  

Yo preparo a músicos (bajistas) para la guerra, no los enseño a mover los dedos, les enseño música para que la puedan tocar en cualquier instrumento. Las clases las doy con mi método llamado “Bajo eléctrico por posiciones” que escribí hace unos 3 años, y del cual ya tengo listas la segunda y tercera parte. A veces lo que falta es tiempo para hacer todo lo que uno quiere hacer.

¿Cuál sería tu recomendación para alguien que quiere convertirse en bajista profesional? 

Si quieres ser un bajista profesional, vas a tener que leer, “orejear”, tocar de todo, ser versátil y aprender armonía e improvisación muy bien.

¿Algo que te gustaría agregar? 

No lo he comunicado a nadie aún, pero te comento que estoy debutando como compositor. Ya hice mi primer tema que se titula “Hasta el final”, que es una historia de una pareja que, como muchas, están muy bien, pero de repente llega un momento en el que todo está mal y el, o ella debe reconquistar a su pareja para retomar la paz que han perdido. Es una especie de “Balada-Bolero”, muy sencilla y armonizada. 

Estoy apenas incursionando en lo que es la composición, algo que siempre había querido hacer y en lo que siento estoy más que preparado para hacerlo.


@hiram_gomez_blazquez



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